viernes, 11 de julio de 2014

Entendimiento en la línea de fuego




Con palabras intentaré tangibilizar sentires, límites inconexos donde nunca la mismísima conciencia ha llegado… Espacios no conocidos, ni siquiera, por nosotros mismos… O tal vez sí, en algunos actos fallidos.

Busco suspirar haciendo más ameno, el pensar en esa etiqueta adecuada y dulce, que suene bonita… que dibuje en el aire, lo que los burdos e ingratos sentimientos producen al ser humano.

“Hemos perdido el código” he oído, y no es tal cosa… más aún, es la falta de ese sentido empático, esa puesta de la mirada en perspectiva de distancia…

Sería indiscreto negar, que la tolerancia se ha esfumado justo antes –creo- de la caída del muro de Berlín… Lo que analizo abiertamente, es el arte cuasi-mágico de evitar la veracidad suprema, la no-ética indivisible en el actuar cotidiano… Algo, pareciera, bastante normalizado hoy.

Porque el límite entre una bocarada de alagos hipócritas y un golpe de conciencia sucia por no apelar a lo justo, nos convierte indefectiblemente en animales de hecho… Sin relación ni sinapsis alguna entre nuestro gurú superyoico y ese ello tan individual como generalizado…

Trato de ser coherente, de seguir una línea para no caer en una maroma de palabras que nada más lejos de aclarar… confunden!

Me encuentro a diario acudiendo al Ser Supremo, para vislumbrar claridad, apelando a un raciocinio consecuente con mis objetivos innatos…

Nuestro entendimiento, está claro, se ha vuelto obsoleto… Pero no en su código, sino en sus reglas… Deberíamos pues, previo a interrelacionarnos, negociar glosarios que nos dicten cada día la hoja de ruta… Incorporar GPSs mentales que determinen, que anticipen, que asimilen y se actualicen automáticamente. Y que sólo eviten recalcular en esa parte del camino donde la frustración, la desconfianza, la incredulidad y la intolerancia conforman la línea de fuego!

Así nuestro mundo, ese que moldeamos a nuestra imagen, se volvería un constructo hecho de a pares y los rencores y las rabias quedarían sometidos- sólo - a recuerdos de una memoria volátil de antaño...

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