Hay un mundo donde se camina lento, con pasitos sin relojes
por las calles de la vida. Donde se asoma a un universo de sentidos tan
ignorado como diferente…
Se vive comunicando sentires con gestos, genuinos e
invisibles a otro mundo sesgado… Sentires llenos de espiritualidad y armonía…
Abundan en él las miradas cómplices en momentos lúdicos, que
delatan la redundancia de la palabra…
Los porvenires amenos, donde los valores se adueñan de cada “negociación”,
que entre manos, juegos, “pucheros”y sonrisas se llevan a cabo…
Un lugar donde aquel niño que fuimos y seremos se encuentra...
(Creo en que a medida del tiempo volvemos a ser eso que tanto anhelamos…cuando
de viejos; pequeños y de sabios; inocentes…)
Es allí donde se vive enamorado de la infinita natura que nos
crea, donde se és amigo fiel de animales y plantas, cómplices de aventuras… hay
lugar para exploraciones mágicas en patios de dinosaurios escondidos… secuaces de ese tiempo olvidado en corridas vecinales o en un fútbol compartido con nuestros confidentes...
Los primeros símbolos allí, de lo que se adapta del ambiente,
está en papeles, con el lenguaje más universal de todos y la interpretación más
subjetiva existente… Relatos en hojas recicladas, signos que evitan la pared de
la habitación de mural…
Es un espacio, donde el máximo rencor es el capricho, la mayor ofensa
es no compartir una invitación a jugar o correr, la peor palabra es, incluso
aquella que se tarda en balbucear…
Es en ese mundo bajito, donde la agenda no es tiempo, el
mañana ahora o luego… y el “te amo”un abrazo de oso…
Un planeta paralelo y tan distinto! Donde...
Ser niño es mirar desde otra perspectiva el camino…
observando objetivamente, con neutralidad, sanamente y sin saberlo…
Ser niño es ser libre, sobre todo en pensamientos, es dejar
escapar el llanto y la risa, tanto como la brisa o el aleteo de una mariposa en
la cara…
Ser niño es manifestar el miedo con una lágrima y la
fidelidad con repetir un nombre… Ser niño es no saber del odio ni el amor, de
banderas políticas, de rencores, del
bien o del mal… O tal vez si! Pero sin intereses…
Interpreto, observando que ser ese “loco bajito”es apoderarnos
de nuestro todo, sin poder ni fuerza… simplemente desde el alma desnuda ante
nuestro ser…
Triste cuando la máxima expresión de superioridad inflinge su
ley, amenaza la integridad de ese mundo y/o
somete a adultez su entendimiento…
Estoy convencida que si ese lenguaje universal sin prejuicios
ni rencores, nos pudiera enseñar… tendría las cosas más hermosas que decir, que
confesarnos… aspectos de nuestro mundo, del mundo de los adultos, que ni la
propia lingüística, jamás ha llegado a tangibilizar….
Especialmente dedicado a mis locos
bajitos: Feli, Cata, Orne, Rosarito, Faus, Pepo y Ale, que nos enseñan a diario,
mucho de lo que creíamos tener un Doctorado!