martes, 15 de julio de 2014

Un mundo bajito...


Hay un mundo donde se camina lento, con pasitos sin relojes por las calles de la vida. Donde se asoma a un universo de sentidos tan ignorado como diferente…

Se vive comunicando sentires con gestos, genuinos e invisibles a otro mundo sesgado… Sentires llenos de espiritualidad y armonía…

Abundan en él las miradas cómplices en momentos lúdicos, que delatan la redundancia de la palabra…
Los porvenires amenos, donde los valores se adueñan de cada “negociación”, que entre manos, juegos, “pucheros”y sonrisas se llevan a cabo…

Un lugar donde aquel niño que fuimos y seremos se encuentra... (Creo en que a medida del tiempo volvemos a ser eso que tanto anhelamos…cuando de viejos; pequeños y de sabios; inocentes…)

Es allí donde se vive enamorado de la infinita natura que nos crea, donde se és amigo fiel de animales y plantas, cómplices de aventuras… hay lugar para exploraciones mágicas en patios de dinosaurios escondidos… secuaces de ese tiempo olvidado en corridas vecinales o en un fútbol compartido con nuestros confidentes...

Los primeros símbolos allí, de lo que se adapta del ambiente, está en papeles, con el lenguaje más universal de todos y la interpretación más subjetiva existente… Relatos en hojas recicladas, signos que evitan la pared de la habitación de mural…

Es un espacio, donde el máximo rencor es el capricho, la mayor ofensa es no compartir una invitación a jugar o correr, la peor palabra es, incluso aquella que se tarda en balbucear…

Es en ese mundo bajito, donde la agenda no es tiempo, el mañana ahora o luego… y el “te amo”un abrazo de oso…

Un planeta paralelo y tan distinto! Donde...

Ser niño es mirar desde otra perspectiva el camino… observando objetivamente, con neutralidad, sanamente y sin saberlo…

Ser niño es ser libre, sobre todo en pensamientos, es dejar escapar el llanto y la risa, tanto como la brisa o el aleteo de una mariposa en la cara…

Ser niño es manifestar el miedo con una lágrima y la fidelidad con repetir un nombre… Ser niño es no saber del odio ni el amor, de banderas políticas, de rencores, del bien o del mal… O tal vez si! Pero sin intereses…

Interpreto, observando que ser ese “loco bajito”es apoderarnos de nuestro todo, sin poder ni fuerza… simplemente desde el alma desnuda ante nuestro ser…

Triste cuando la máxima expresión de superioridad inflinge su ley, amenaza la integridad de ese mundo y/o 
somete a adultez su entendimiento…

Estoy convencida que si ese lenguaje universal sin prejuicios ni rencores, nos pudiera enseñar… tendría las cosas más hermosas que decir, que confesarnos… aspectos de nuestro mundo, del mundo de los adultos, que ni la propia lingüística, jamás ha llegado a tangibilizar….




Especialmente dedicado a mis locos bajitos: Feli, Cata, Orne, Rosarito, Faus, Pepo y Ale, que nos enseñan a diario, mucho de lo que creíamos tener un Doctorado!